THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

jueves, 9 de septiembre de 2010

MIS PERIPLOS POR EUROPA (AÑO 2010) : DE GRAZ, EN AUSTRIA, HASTA UCRANIA, POR EL LAGO BALATON Y LA GRAN LLANURA HÚNGARA

El lago Balaton (en húngaro Balaton; en alemán Plattensee; en eslovaco Blatenské jazero, con el significado de "lago fangoso", el origen más probable del nombre) es un lago situado en el interior de Hungría, a unos 100 km de Budapest. Es el mayor lago de Europa Central, y es uno de los mayores lagos de agua dulce de Europa. Posee forma alargada, midiendo 79 km de largo y una máxima de 14 km de anchura, con una superficie de 594 km² y una profundidad media de 3 metros.
Conocido como el parque de la nación, el Balaton está dividido en dos orillas que difieren entre sí: en el margen sur se alza la zona turística con altos hoteles y minúsculas playas, y en el norte se hallan más poblaciones históricas y lugares de interés, senderos de montaña, mejor vino y mucha menos ostentación. Se considera como el "mar interior" húngaro y es el principal destino del turismo doméstico.
La temporada alta turística comienza en junio y termina a finales de agosto. La temperatura media del agua es de 25° C, lo cual hace el baño en sus aguas muy agradable. Otras atracciones turísticas son la nave
gación, pesca y otros deportes acuáticos, al igual que visitar el área rural y las colinas de los alrededores; existen viñedos en la zona al norte y la vida nocturna está más desarrollada en su orilla sur. La Península de Tihany es un distrito histórico.
Los principales lugares turísticos son: Badacsony - Balatonalmádi - Balatonboglár - Balatonfüred - Balatonlelle - Fonyód - Keszthely - Siófok - Tihany - Vonyarcvashegy

La región del Balatón ha sido un lugar de recreo por lo menos desde la época de los romanos. Desde el siglo XVIII las clases acomodadas han venido construyendo sus balnearios y villas en la orillas del lago.
Sería a partir del período comunista de posguerra cuando la región se abriría a un turismo más popular. En la época del Telón de Acero el lago Balatón se transformó en un destino turístico muy popular entre los paises del Este, especialmente para los habitantes de la Alemania Oriental y de ello hoy en día quedan algunos bloques de hoteles construídos al mas puro estilo comunista que hoy en día se han modernizado en resorts

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Keszthely (en húngaro: [ˈkɛst.hɛj];en esloveno: Blatenski Kostel)es una ciudad húngara de 21,100 habitantes situada en la costa oeste del lago Balaton.
Se piensa que fue fundada como mínimo en tiempos de los romanos
(Keszthely culture of Romance pannonian language), aunque la primera evidencia histórica data de un documento de 1241, desde cuya fecha ha venido siendo una ciudad comercial.
Uno de sus principales atractivos turísticos es el palacio Festetics, que fue construido de 1745, de estilo barroco.
El Museo del Balaton ofrece exposiciones geológicas y de arquitectura y presenta la historia del lago Balaton.
En Kestzhely tiene su sede la Facultad de Agricultura de la Universidad de Pnionia.
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(Paisaje de la Llanura Panonia - Granja de la Hortobágy Puszta, Hungría)
La Gran Alföld, Alföld, o Gran Llanura Húngara (húngaro:
Alföld o Nagyalföld, eslovaco: Veľká dunajská kotlina, rumano: Câmpia Tisei, serbio y croata: simplemente Panonski basen o Панонски басен - Llanura Panonia) es una llanura/cuenca que ocupa la parte sur y este de Hungría, algunas partes del este de Eslovaquia (Východoslovenská nížina - Tierras Bajas de Eslovaquia Oriental), suroeste de Ucrania (Zakarpats'ka nyzovyna - Tierras Bajas Transcarpatianas), oeste de Rumania (varios nombres), norte de Serbia, y este de Croacia (varios nombres). Es la parte más grande de la Llanura Panónica.
Sus fronteras son los Cárpatos al norte y al este, las Montañas Transdanubianas y las montañas croatas al sureste, y aproximadamente al sur , el río Sava .
Su territorio dentro de Hungría es de 52.000 km² y comprende approx. el 56% del país. Su territorio total es de 100.000 km².
Los más importantes escritores húngaros, inspirados y relacionados con el Alföld son Ferenc Móra y Zsigmond Móricz así como los poetas Sándor Petőfi y Gyula Juhász.
Entre los científicos húngaros nacidos en Alföld se hallan el físico Zoltán Bay , el químico y János Irinyi , el inventor de la máquina silenciosa, el farmacólogo János Kabay , el físico y farmacéutico Gábor Kátai y el físico y neumólogo Frigyes Korányi .
El más importante río de Alföld es el Tisza.
Las notables ciudades y pueblos con baños medicinales son Berekfürdő, Cserkeszőlő, Gyula, Hajdúszoboszló, Szentes y Szolnok.
Entre los festivales culturales y programas característicos de la región están el Csángófesztivál (Festival Csángó) de Jászberény, el Cseresznyefesztivál (Festival de las cerezas) de Nagykörű, el Gulyásfesztivál (Festival del Gulash) de Szolnok, el Hídi Vásár (Puente Blanco) de Hortobágy, el Hunn
iális en Ópusztaszer, el Szabadtéri Játékok (Juegos al aire libre) de Szeged, el Várjátékok (Juegos del Castillo) de Gyula, el Virágkarnevál (Carnaval de las Flores) de Debrecen y el Festival de la Sopa de Pescador de Baja.
(De Wikipedia y otros sites de Internet)
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Como el día se adivinaba con posibles dificultades y retrasos, especialmente porque había que dejar el territorio Schengen, al salir de Hungría para entrar en Ucrania, y nuestro propósito era llegar a pernoctar en Ivano-Frankivk, la ucraniana capital de Precarpatia, no recorrimos demasiado de la ciudad de Graz, limitandonos a visitar un mercado en las cercanías de nuestro hotel, a desayunar unos sabrosos panecillos y pastelillos (caros, por demás) y a comprar en un supermercado un buen pan autríaco, junto con algo de charcutería, que nos permitieran tomar unos bocadillos en algún punto de la ruta, ya que contabamos con una neverita portatil conectada a la electricidad del coche, lo que permitía disponer en todo momento de bebida fresca.
El recorrido desde Graz hacia la frontera húngara, después de unos veinticinco kilómetros de buena autopista, discurría por una carretera normal, pero con muchísimo tráfico (especialmente camiones), en medio de un bello paisaje entre montañas, que dirigía hasta Rabafüzes, punto de entrada en Hungría. (Yo mismo pude comprobar que la pestosa frontera por la que pasé este punto en al año 1.996, se había convertido en nada, pues ni un policía o control se hallaba a la vista.
Penetramos en Hungría y a los pocos kilómetros --siempre circulando por carretera normal --aunque con muy buen firme-- nos detuvimos en un pueblecito para compra la Matrica o Vignette, que es obligatorio adquirir en Hungría para circular por autopista (aunque confieso que nunca me ha sido requerida), y que para tres días nos costó el equivalente a 8 Euros. Y aprovechamos para cambiar algo de dinero en Euros por los Forints o Florines húngaros.
Las cuentas nos sorprendieron, porque entregamos 40 Euros, y se nos cambiaron (se trataba de una tienda, no de un banco, por lo que el curso del cambio debió de ser bastante peor) por ¡10.000 Forints!, es decir, 250 Forints por cada Euro.
Pasado el mediodía, un cierto apetito nos comenzaba a acuciar, por lo que aprovechamos el paso por un pequeño lago cerca de Zalaszentmihaly, en la carretera secundaria nº 75, para sacar nuestras preciadas compras de sustento adquiridas en Austria, y, bajo unos frondosos tilos, comer con fruición unos deliciosos bocadillos.
Tras un corto paseo para desentumecer las piernas, ya nos dirigimos hacia Kestzhely, la capital del lago Balaton, que para mí tenía los recuerdos de la estancia durante una semana en el año 1976, cuando Hungría estaba muy en ciernes de la moderna nación en que poco a poco va convirtiéndose. Visitamos el lago, paseamos en torno a él, nos hicimos unas fotos frente a los tradicinales balnearios, visitamos el Palacio de los Condes Festetics (véase reseña en la introducción de este post) y bordeando el lago por el sur, alcanzamos su costa Este, donde comenzó la autopista M-7, con muy poco tráfico, aunque abundante control policial mediante radares (la velocidad máxima para circular por autopista en Hungría es de 130 kms/h), de forma que antes de las cinco de la tarde nos hallábamos en las cercanías de Budapest.
Y ahí empezó nuestra zozobra, porque la circunvalación que dicen existe no estaba habilitada y el navegador nos dirigió por el centro de la capital, que se hallaba, toda ella, en obras. Congestiones y atascos que nos entretuvieron más de una hora. ¡Y estábamos a 300 y pico kilómetros de la frontera de Ucrania por Zahony!
Una vez escapados de la odiosa retención, el recorrido hacia Ucrania por la autopista M-3, hacia el nordeste, fue bastante cómodo, aunque con la continua anécdota de que nuestro navegador ni siquiera tenía controlada la autopista, de forma que continuamente nos indicaba giros y salidas que eran imposibles.
Los últimos 50 kilómetros antes de Ucrania, por la carretera 4 (ya no autopista) resultaron bastante cómodos, por lo que llegamos a la frontera de Zahony poco antes de las 7 de la tarde.
Los trámites fronterizos y aduaneros de salida de Hungría fueron cortos, por lo que al cruzar el puente sobre el río Tizsa --divisoria fronteriza-- nos prometíamos un rápido progreso por laa frontera y aduana ucraniana.
(El puente sobre el Tizsa, entre Zahony y Chop, la frontera Hungría-Ucrania)
No había ciertamente en la entrada a Ucrania demasiados coches a la espera, unos treinta, pero la pérdida de cuarenta y cinco minutos resultó inevitable, de manera que eran las 19'45 horas Gmt. cuando penetrabamos en Ucrania, y ya sabíamos que en este país el reloj señala una hora más que en el resto de Europa occidental (excluidos Reino Unido, Portugal, Canarias, Madeira y Azores), de forma que, al tiempo que nos anochecía --era un 4 de agosto, pero estabamos ya a unos 3.000 kms. de España, hacia el Este-- nos percatamos de que nuestro propósito de llegar a pernoctar hasta Ivano-Frankivsk, podía ser una aventura.
Nuestros amigos nos esperaban para cenar en el complejo turístico de uno de ellos en el que siempre nos alojamos, pero hubimos de convencerles de que por lo menos íbamos a demorar unas tres horas y media.
Fue un error por nuestra parte continuar el viaje, y bien pudimos (y debimos) quedarnos a dormir en cualquiera de los coquetos hotelitos que hay en Uzhgorod o en Mukachevo, pero nuestra audacia nos llevó a adentrarnos, ya de noche, en las llamadas carreteras ucranianas, que en muchos tramos son cual barrancos asfaltados, con muchísimas curvas, camiones a los que resulta imposible adelantar, líneas continuas en el centro de la calzada de más de cinco kilómetros en ocasiones, y muy mala visibilidad, pues las pinturas de arcenes --si los había- eran tenues y los "ojos de gato" y salva-raíles no estaban en casi ninguna parte.
Pero ya nos habíamos hecho el ánimo, y cuando era casi la medianoche ucraniana, comprobamos que aún nos faltaban 150 kilómetros hasta el destino, lo que implicaba, por el estado de la carretera, un viaje de al menos dos horas más.
Progresando como podíamos, superando el cansancio después de tantas horas al volante (nuestras posaderas semejaban piedras y nos dolían), pasado el cruce de Striy en la carretera ucraniana M-50 (de la frontera de Chop hasta Lviv), cruzamos Dolyna y llegamos a Kalush, poblaciones conocidas, pero en ésta última, la falta de indicaciones, nos llevó a confundirnos de carretera y nos adentramos por una vía en mucho peor estado, sin indicación alguna, hasta que después de unos 40 kilómetros, se anunció la proximidad del río Dniéster, pero con un gran anuncio en reflectante advertía del peligro de que el puente sobre el río ¡estaba cortado!. ¡Menos mal, porque por poco navegamos esa noche por el sombrío Dniéster!
Vuelta atrás, hasta el cruce de Kalush en el que nos habíamos confundido, donde comprobamos lo fácil que era irse por la ruta equivocada, aunque como solamente nos faltaban 25 kilómetros para el destino final, aún los recorrimos con resignación, llegando a nuestro hotel ¡a las 3 de la madrugada!
El dueño del hotel, nuestro gran amigo Yaroslav, había organizado que se nos diera algo de cena a nuestra llegada, y allí estaba luchando contra el sueño la encargada, que nos preparó un plato de fiambres y charcutería, con unas cervezas, y todo lo engullimos con voracidad, para meternos en la cama casi inmediatamente.La gran llanura húngara nos había llevado a la "gran aventura carreteril ucraniana".
Mi esposa y yo nos conjuramos para no repetir la osadía nocturna, aunque... conociéndonos... ¡Experiencias viajeras!
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA