THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

sábado, 12 de agosto de 2017

VERANO 2017 (II).- HASTA EL LAGO DE SANABRIA, CON LLEGADA A LA CASA DA REINA, EN CHAFÉ, VIANA DO CASTELO


Para iniciar nuestras vacaciones, decidimos desplazarnos en una primera etapa hasta la zona de Sanabria, y hallamos en Galende, muy cerca del lago de Sanabria, un hostalito que parecía ofrecernos el alojamiento sencillo y cómodo que precisábamos en esa primera etapa, camino de nuestro destino final, en la costa atlántica portuguesa, freguesía de Chafé, municipio de Viana do Castelo.
Salimos a la ruta pasadas las diez de la mañana, por la A-3, en dirección Madrid, y no hallamos demasiado tráfico, de manera que  hacia mediodía hicimos una parada estratégica en la zona del Castillo de Garcimuñoz, para tomar un bocadillo y un café, y seguimos viaje para sobrepasar Madrid, siguiendo la A-6, tampoco muy concurrida, más bien desierta. 
Después de enlazar en Benavente con la A-52, en dirección a Ourense y Vigo, alcanzamos nuestro destino alrededor de las seis de la tarde, desviando cerca de Puebla de Sanabria, para acabar en  Galende, bastante concurrida y con anuncio de fiestas mediante letreros luminosos en la carretera.
Tras acceder a la habitación (sencilla, pero limpia y bien dotada) en el hostal Los Chanos El Ruso, en un bar situado enfrente, del mismo nombre, comimos unas tapas de jamón y queso (no habíamos efectuado el almuerzo del mediodía) y salimos a dar un paseo, aprovechando las arboledas y el fresco junto al río Tera, que, proviniente del lago de Sanabria, riega las tupidas vegetaciones del lugar.
Llegada la hora de la cena, tras una sencilla refección el vecino bar, nos dispusimos a descansar, para culminar nuestro primer día de vacaciones.
El siguiente, sin madrugar nada, desayunamos de manera ligera y nos llegamos hasta el lago, hasta Ribadelago (el nuevo y el viejo), admirando la belleza del paisaje,  y ya volvimos a la A- 52 en dirección Vigo, comprobando con pena los estragos de los varios incendios a ambos lados de la autopista, poco concurrida, hasta llegar al nudo de O Porriño, donde un ramal de la A-55 se dirige a Portugal.
Entrar en Portugal es actualmente como llegar a un barrio de nuestra ciudad, por la total ausencia de señales de cambio de país (recordé tiempos ya muy pasados, en los que las colas de las esperas para los controles fronterizos eran de kilómetros), y bordeamos la bella y estratégica fortaleza de Valença do Minho, aunque optamos por prescindir de la autopista y desplazarnos por la concurrida carretera nacional, la N13, pasando una y otra población (Vila Nova da Cerveira, Seixas, Caminha) en dirección a Viana do Castelo.
Unos diez kilómetros antes de esta última población nos detuvimos en una “Churrascaria” junto a la carretera, en la que tuvimos el placer de degustar a precio muy módico, una sopa de legumbres, y un

“frango ao churrasco” (pollo asado al carbón), que fueron una delicia para nosotros.
Una vez cruzada Viana do Castelo, no tardamos en llegar a nuestro destino para los siguientes días, la Casa da Reina, en Chafé, donde nos acogió con su gran simpatía Cecilia, la esposa del dueño, y éste mismo, Cristiano, y ella fue quien nos ofreció en su fluido español buenas explicaciones sobre las posibilidades de la zona.
Nos acercamos al centro de la población para adquirir algunos fiambres y pan, para una cena ligera, que degustamos en compañía de otros huéspedes (Sara e Iván, de Madrid, una simpática pareja) en la coqueta construcción que se halla en medio del cuidado jardín.
Brindamos con el buen vodka ucraniano que siempre procuramos llevar en nuestros viajes, y alcanzamos la cama, en medio del fresco, casi frío, que generaba un buen ventarrón del norte (la “nortada”, que se dice en la zona), para descansar, no ya del viaje , que en el día había sido corto, sino especialmente de los calores sufridos en Valencia.
Nuestra coqueta habitación/suite, con acceso directo al jardín, nos brindó los mejores sueños, bien
tapaditos con la colcha, y, lo principal, sin ningún atisbo de calor.
Ya habíamos iniciado, y con buen pie, nuestras vacaciones, en el destino principal.
Del resto, y de las excelencias de la Casa da Reina, seguirá crónica.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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